domingo, 23 de mayo de 2010

Condesa Elizabeth Báthory



El personaje de hoy es cuanto menos, interesante. Sabemos de sobra lo sufrido que es mantenerse joven y guapa cuando llegas a una determinada edad. Por eso, hoy traemos un tratamiento novedoso y barato donde los halla. Es un poco drástico, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Y si no que se lo digan a nuestra amiga la Condesa.

Elizabeth Báthory (o Erzsébet Báthory) fue una aristócrata perteneciente a una de las familias más poderosas del antiguo Reino de Hungría. Hasta aquí todo correcto. Como demandaban las costumbres de la época, a la tierna edad de 11 años ya estaba prometida y siempre mostró una predisposición intelectual excepcional en relación a los nobles de su época, que, a diferencia de ella, eran todos "una panda de analfabetos" según la propia Elizabeth. Llegados a este punto seguro que habreis deducido que nuestra condesa se ha hecho un hueco en este prestigioso lugar de la web por haber llevado a cabo alguna hazaña científica o relacionada con la literatura. Pues no. Nuestra condesa llegó mucho más lejos que todo eso. La huella que dejó en la historia fue mucho más grande.

Según la leyenda, Elizabeth estaba obsesionada con mantenerse eternamente bella. Y claro, los tratamientos de la época no estaban tan desarrollados como las cremas de ahora, que tienen de todo: que si ácido ialurónico, que si peptapéptidos, que si perla micronizada que si bla bla bla... Etonces, nuestra ambiciosa condesa dio con un tratamiento sanísimo y de que no ponía en peligro su gran fortuna.
Según las anotaciones e investigaciones de Jorge Thurzó, nombrado Investigador Real por el Rey, Elizabeth Báthory utilizaba la sangre de sus jóvenes sirvientas y pupilas para mantenerse joven en una época en que una mujer de 44 años se acercaba peligrosamente a la ancianidad. Thurzó registró un total de 612 jóvenes "desaparecidas en misteriosas circunstancias".

Cuando sus prácticas fueron descubiertas, fue confinada en una mazmorra de su propio castillo, de la cual tapiaron ventanas y puertas, dejando solo un orificio para pasar la comida. Murió poco después.
Tras su muerte, sus archivos se sellaron y se prohibió nombrarla en todo el país bajo pena de muerte. Para que veais que sale caro el mantenerse guapa.

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